Conectores causales en Ionesco y Becket

 

 

Mª Jesús Saló Galán

Universidad Complutense de Madrid

 

 

 

       El  estudio de estos conectores  necesita en un  primer momento una aproximación si­gui­endo criterios sin­tácticos que nos permita poner de relieve sus diferencias y semejanzas.

       El estudio de "pues" en su doble valor de causal y consecutivo nos obliga a iniciar el trabajo considerando estas dos categorías.

       A continua­ción buscamos cual es su papel dentro de la enun­cia­ción. Parce que / por­que, pues trabajan co­mo operado­res que marcan una rela­ción inte­lectual (en este caso de causali­dad) que tiene por misión crear un contenido nuevo a partir de dos con­teni­dos ele­mentales. Car, puisque / pues, ya que, puesto que sir­ven para efectuar un acto de pala­bra único, son marcadores del acto de justificación o consecuen­cia.

       A la vista de las diferencias sintácticas y enunciativas que separan el grupo parce que / porque del resto de las conjunciones, nos limitamos a su estudio, por falta de espa­cio, de­jando el de los marcadores consecuticos para otro trabajo.

       En el presente hemos buscado nuestros ejemplos, siempre que nos ha sido posible en dos obras ricas en este tipo de ocurren­cias como son En attendant Godot de Beckett y Le Roi se meurt de Ionesco.

       El estudio asertivo de los diferentes actos de enunciación nos permite  detectar cual es la acti­tud de ver­dad o falsedad que impli­can res­pecto de las oraciones que unen.

       El operador parce que / porque como acto de palabra único actúa sobre los contenidos X y Y y crea a partir de ellos una nueva idea de causalidad de Y referido a X. El locutor se enfrenta de una forma afirma­tiva a la existencia de la rela­ción de causa­lidad que une p con q. Pero tam­bién puede enfrentar­se al acto de palabra único (p par­ce que q) de una manera interroga­tiva o imperativa.

       Pero lo que fundamentalmente nos interesa es la situa­ción de conoci­miento del destina­tario respecto de p y q cuando se enuncia la causalidad.

       A través de varios ejemplos llegamos a la conclusión que en ningún caso se discute la verdad de p que siempre se da por sentada.

       Respecto de q la cuestión es diferente. El locutor no da por senta­do el conocimien­to que tiene o deja de tener de q el destinatario. Éste puede enterarse simul­tá­neamente de la realidad de q y de que esta reali­dad es la causa de p.

       Si p es algo conocido por el interlocutor, si q puede serlo o no, la relación de cau­sali­dad que une a ambos es información nueva y eso es lo que hace avanzar el mensaje.

       Este es uno de los puntos más interesantes respecto del estudio de estos conectores en el teatro del absurdo. La condición que asumen los conectores causales de establecer una nue­va relación de causalidad entre dos extremos no se produce, ya que a las preguntas, es decir a un p asumido no le sucede una respuesta, es decir no hay q , con lo cual la relación de causalidad no se presenta como información o se repite hasta la saciedad.