El espacio geográfico de la isla de Córcega adquiere un marcado protagonismo en la novela La maison des Atlantes, de Angelo Rinaldi, y pone de relieve los rasgos esenciales de una insularidad en permanente contraste con lo continental. Si en ocasiones una isla suele evocar la idea de refugio, y con ese sentido es uno de los temas fundamentales de la literatura, puede también sugerir la idea de un mundo cerrado y reducido.

Mas allá de la presencia de las probables recurrencias insulares en la literatura francesa del siglo XX, Angelo Rinaldi sabe concentrar en esa Maison des Atlantes, publicada en 1971 por Denoël y posteriormente por Tallandier y por Gallimard, las realidades cotidianas de un tiempo (antes de la segunda guerra mundial) y de un lugar (la isla corsa), presentadas como la autobiografía de Tonio Colonna.