En torno a la polémica cuestión de los orígenes en la leyenda tristaniana

  

Ramón García Pradas

Universidad de Castilla La Mancha

  

 

Teniendo en cuenta que la cuestión de los orígenes resulta harto compleja cuando nos referimos a la leyenda de Tristán e Isolda, nos gustaría abordarla desde una doble dimensión. Por un lado, examinando la existencia de un Tristán primitivo del que pudieran haber derivado las versiones medievales conocidas. Para ello nos resultará vital tener en cuenta la información intertextual de relatos tan conocidos como el de Béroul, Thomas d=Angleterre, Eilhart d=Oberg o Gottfried de Strasbourg. Lejos de defender la existencia de un único Tristán en tanto que poema arquetipo, abogaremos por una pluralidad de Tristanes ya no sólo en el dominio de lo escrito sino también en el ámbito de la tradición oral. Sólo de esta manera se puede explicar una eclosión tal de la materia tristaniana en tierras tan dispersas como Francia, Alemania, España o incluso Italia durante la Edad Media.

Sin embargo, si queremos ahondar en la cuestión de los orígenes, caracterizada ante todo por la pluralidad, la subjetividad y el determinismo, deberemos examinar las teorías de Schoepperle (1970), Gallais (1974) o Ferdinand de Saussure (Melli y Marinetti, 1986) para quienes la leyenda presentaría bien fuentes célticas, bien orientales, y más concretamente persas, o incluso podría provenir de los mitos grecolatinos. En parte todos llevan razón y ninguno la lleva del todo. En efecto, esta forma de abordar la cuestión de los orígenes de la crítica más decimonónica, al igual que lo fueran las teorías de un Tristán arquetipo, es bastante compleja y subjetiva.

Con el presente trabajo, pretenderemos revisar las teorías de los autores anteriormente citados al tiempo que nos cuestionaremos si no sería posible defender un origen común entre los distintos modelos celtas, persas y grecolatinos que se habían tomado como patrones de Tristán e Isolda, siendo entonces esta última obra un elemento más en la cadena y un mito moderno para la literatura de Occidente (Denis de Rougemont, 1972). En efecto, Philippe Walter (1990) ha apuntado la idea de un posible origen indoeuropeo para todas estas obras que se habría conservado con el paso del tiempo a través de la existencia de una herencia mitológica común. Aquí, pues, la problemática cuestión de los orígenes tristanianos adquiere una nueva dimensión mucho más lógica que la defendida por los autores vistos en tanto que sus teorías resultaban excluyentes y parciales. A nuestro entender, con la defensa de un posible origen indoeuropeo sí que estamos abarcando con profundidad los orígenes del Tristán y de todas aquellas obras y mitos que se propusieron como modelos (Wis y Ramin, Diarmaid y Grainne, Canó y Cred, etc.). En efecto, todas presentan una serie de motivos y personajes paralelos fácilmente reconocibles a través de un método estrictamente comparativo. En cuanto a las diferencias, quedarían lógicamente explicadas por la impronta y la ideología particular de cada pueblo, siendo los términos de Acortesía@ y Afeudalismo@ dos generadores de originalidad para la materia tristaniana.

En definitiva, de la comparación de todos estos mitos y leyendas y del estudio de la intertextualidad en Tristán e Isolda, pretenderemos ya no sólo abordar los orígenes de su elaboración literaria sino también unos orígenes mucho más remotos, los de su gestación como leyenda.